Invasiones mongolas de Georgia

Desentrañando el impacto de la ofensiva mongola del siglo XIII en la Georgia medieval

Las primeras invasiones mongolas de Georgia (1220-1236)

Encuentros iniciales y primeras incursiones

Las invasiones mongolas de Georgia, una región que entonces abarcaba la actual Georgia, Armenia y gran parte del Cáucaso, comenzaron a principios del siglo XIII. Este período marcó un capítulo tumultuoso en la historia georgiana, impactando profundamente su tejido político, cultural y social. La primera aparición mongola en el Cáucaso fue en 1220, bajo el liderazgo de los generales Subutai y Jebe, como parte de su persecución de Muhammad II de Khwarezm durante la destrucción del Imperio Khwarezmiano. Su incursión inicial en el territorio georgiano no fue una invasión directa, sino una serie de incursiones y misiones de reconocimiento, señalando el comienzo de una larga y ardua era para Georgia.

En el otoño de 1220, aproximadamente 20,000 mongoles, liderados por Subutai y Jebe, entraron en tierras georgianas, persiguiendo al depuesto Shah Muhammad II de la dinastía khwarezmiana hacia el mar Caspio. Con el consentimiento de Gengis Kan, estos generales se aventuraron hacia el oeste en una misión de reconocimiento, adentrándose en Armenia, que entonces estaba bajo autoridad georgiana. Esto resultó en la Batalla de Khunan en el río Kotman, donde las fuerzas mongolas derrotaron a alrededor de 10,000 georgianos y armenios comandados por el rey Jorge IV "Lasha" de Georgia y su atabeg Ivane Mkhargrdzeli. El rey Jorge IV sufrió graves heridas en el pecho en esta batalla.

Confusión y Reacciones Iniciales

Estos ataques sorpresa dejaron a los georgianos confundidos sobre la identidad de sus atacantes. Los registros contemporáneos sugieren una falta de claridad respecto a la identidad de los mongoles, con algunos incluso presumiendo que eran cristianos debido a su enfrentamiento contra los musulmanes. Este malentendido se aclaró cuando la reina Rusudan, hermana y sucesora del rey Jorge IV, se comunicó con el Papa Honorio III en 1223, revelando que los mongoles eran, de hecho, paganos.

Los mongoles pospusieron temporalmente sus planes respecto a Georgia, permitiendo un breve respiro. Sin embargo, esto no duró mucho, ya que regresaron con fuerza en enero de 1221. A pesar de su derrota anterior y su renuencia, el rey Jorge IV se vio obligado a confrontar a los mongoles mientras devastaban el campo e infligían pesadas bajas a la población georgiana. La batalla subsiguiente en Bardav (actual Barda, Azerbaiyán) fue otra victoria decisiva para los mongoles, prácticamente aniquilando el ejército de campo de Georgia. Sin embargo, como los mongoles estaban en una expedición de reconocimiento y saqueo en lugar de una conquista abierta, no persiguieron más hacia el territorio georgiano en ese momento, sino que se dirigieron al norte, saqueando el noreste de Armenia y Shirvan.

El uso de técnicas de guerra avanzadas

Un aspecto notable de estas primeras invasiones fue el uso de técnicas de guerra avanzadas por parte de los mongoles, incluyendo unidades de catapultas chinas. Estas unidades, utilizadas por primera vez en la invasión de Transoxania en 1219, jugaron un papel significativo en el éxito militar de los mongoles. Los chinos también pudieron haber utilizado catapultas para lanzar bombas de pólvora, mostrando la destreza tecnológica que los mongoles emplearon en sus conquistas.

Preludio a la invasión a gran escala

El verdadero punto de inflexión llegó con la conquista a gran escala de los mongoles del Cáucaso y de Anatolia oriental, que comenzó en 1236. Esta ofensiva marcó el comienzo del fin del Reino de Georgia como una potencia regional significativa. La embestida mongola fue precedida por un devastador conflicto con Jalal ad-Din Mingburnu, un shah refugiado de Jwarezmia, que exigió apoyo georgiano en su guerra contra los mongoles. Cuando Georgia no pudo proporcionar este apoyo, Mingburnu capturó Tbilisi en 1226, debilitando significativamente las defensas de Georgia y dejándola vulnerable a la invasión mongola.

En 1236, el comandante mongol Chormaqan lideró un gran ejército contra Georgia y sus principados vasallos armenios. La mayoría de los nobles georgianos y armenios se sometieron a los mongoles sin resistencia seria, limitando su oposición a sus castillos o huyendo a áreas más seguras. La reina Rusudan evacuó Tbilisi hacia Kutaisi, y muchos georgianos se retiraron a las regiones montañosas, dejando a Georgia oriental (parte no montañosa) bajo el control del atabek Avag Mkhargrdzeli y Egarslan Bakurtsikheli, quienes hicieron las paces con los mongoles y acordaron pagar tributo. Iwane Jakeli-Tsikhisjvreli, príncipe de Samtskhe, fue el único noble notable en resistir, sometiéndose finalmente a los invasores en 1238 tras la devastación extensa de sus territorios.

Establecimiento e impacto del dominio mongol en Georgia (1236-1327)

Subyugación y Cambios Administrativos

Tras la decisiva invasión de 1236, Georgia reconoció oficialmente al Gran Khan como su señor en 1243. Esta sumisión marcó el comienzo de una nueva era bajo el dominio mongol. Los mongoles establecieron el Vilayet de Gurjistán, que abarcaba Georgia y todo el Cáucaso del Sur. Gobernaron de manera indirecta a través del monarca georgiano, quien requería la confirmación del Gran Khan al ascender al trono. La muerte de la reina Rusudan en 1245 llevó a un interregno durante el cual los mongoles dividieron el Cáucaso en ocho tumenes (provincias). Esta división, junto con la estrategia de los mongoles de manipular la nobleza georgiana en facciones rivales, debilitó la unidad interna y la estabilidad política de Georgia.

Explotación militar y rebelión

La sumisión de Georgia al dominio mongol implicó importantes obligaciones militares. Grandes contingentes georgianos lucharon bajo estandartes mongoles en varias campañas, notablemente en Alamut (1256), Bagdad (1258) y Ain Jalut (1260). Esta amplia participación dejó a Georgia y al Cáucaso en general desprovistos de defensores nativos, haciendo que la región fuera vulnerable a revueltas internas contra la pesada tributación y las cargas militares impuestas por los mongoles.

En 1256, Georgia fue incorporada al Iljanato mongol, centrado en Persia (Irán). Este período vio el surgimiento de la resistencia contra el dominio mongol. En 1259-1260, liderados por David Narin, los nobles georgianos lograron separar Imereti (Georgia occidental) de la Georgia oriental controlada por los mongoles. Sin embargo, los intentos posteriores de rebelarse contra los mongoles, incluidos los esfuerzos de David Ulu, fueron recibidos con derrotas y sumisión.

Fragmentación y declive de la influencia mongola

El dominio mongol, aunque inicialmente fuerte, comenzó a flaquear. El príncipe Sargis Jakeli de Samtskhe obtuvo una independencia virtual de la corona georgiana en 1266 con el apoyo del kan Abaqa. El rey de Georgia oriental, Demetre II "el Devoto" (1259-1289), intentó revivir el reino, pero finalmente se vio obligado a rendirse y fue ejecutado, sospechoso de conspirar contra Arghun Khan. Este período vio al reino caer en una casi anarquía, con Georgia oriental agobiada por un pesado tributo y una inestabilidad política, mientras que Georgia occidental mantenía una independencia precaria.

Los mongoles generalmente toleraban las prácticas religiosas, aunque muchas iglesias y monasterios eran gravados. Sin embargo, un levantamiento liderado por David VIII (1292-1310) no logró liberar a Georgia, lo que llevó a expediciones punitivas por parte de los mongoles. A medida que el poder del Il-janato en Persia se desintegraba, su influencia sobre Georgia se debilitaba.

Restauración bajo Jorge V "el Brillante"

A finales de la década de 1320 se marcó el fin de la dominación mongola en Georgia, liderada por la hábil diplomacia y el éxito militar del rey Jorge V "el Brillante" (1299-1302, 1314-1346). Inicialmente cooperativo con los mongoles, Jorge V cesó los pagos de tributo y expulsó a las fuerzas mongolas en la década de 1320, reconquistando gran parte de los territorios perdidos y poniendo fin efectivamente al dominio mongol en Georgia y el Cáucaso. A pesar de la dominación mongola de un siglo, la monarquía georgiana logró sobrevivir, continuando hasta su incorporación al Imperio Ruso en 1801.

El fin del dominio mongol y la restauración de la soberanía georgiana (1327-1801)

El Ascenso de Jorge V "el Brillante"

La fase final de la dominación mongola en Georgia está marcada por el ascenso de Jorge V "el Brillante" (1299-1302, 1314-1346). Conocido por su flexibilidad y visión de futuro, Jorge V inicialmente cooperó con sus señores mongoles. Sin embargo, con el inicio de conflictos internos dentro del Il-janato en 1327, vio una oportunidad para recuperar la independencia georgiana. Jorge V cesó el pago de tributos a los mongoles, un movimiento audaz que preparó el camino para la liberación de Georgia.

Expulsión de los mongoles y Reconquista

La agudeza estratégica y militar de Jorge V le permitió expulsar a los mongoles de Georgia. Reconquistó gran parte del territorio perdido bajo sus predecesores, exterminando efectivamente el dominio mongol en Georgia y el Cáucaso. Este período marcó un cambio significativo en la fortuna del reino georgiano, pasando de ser un estado vasallo bajo el dominio mongol a una monarquía independiente y resurgente.

Legado y continuidad de la monarquía georgiana

A pesar del prolongado período de dominación mongola y las dificultades asociadas, la monarquía georgiana logró sobrevivir e incluso prosperar después del dominio mongol. El reinado de Jorge V fue fundamental para restaurar gran parte de la antigua fuerza y prosperidad de Georgia. La monarquía georgiana continuó existiendo hasta principios del siglo XIX, culminando en la Proclamación de la Incorporación de Georgia (Kartl-Kakheti) al Imperio Ruso el 18 de enero de 1801. Este evento marcó el fin de la soberanía de Georgia por un tiempo, ya que pasó a formar parte del creciente Imperio Ruso.

El liderazgo de Jorge V a finales del siglo XIII y principios del XIV desempeñó un papel crucial en el fin de la dominación mongola en Georgia. Su éxito en expulsar a los mongoles y reafirmar la soberanía georgiana se destaca como un momento clave en la historia georgiana, preparando el escenario para un período de renacimiento e independencia que duró hasta la incorporación del país al Imperio Ruso a principios del siglo XIX.

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