En el horizonte de Tbilisi, un edificio destaca, despertando curiosidad y sorpresa: el Edificio del Ministerio de Carreteras, ahora sede del Banco de Georgia. La creación de los arquitectos Giorgi Chakhava y Zurab Jalaghania, y diseñado por Alexander Kimberg y Teimuraz Tkhilava, este edificio encapsula la esencia de la perplexidad y la explosividad, mostrando una dramática ruptura con la arquitectura convencional.
Iniciado en 1967 y completado en 1975, el proyecto se llevó a cabo bajo los auspicios del Instituto de Diseño “Gipropromselstroy” y más tarde del 3er estudio arquitectónico de TBILZNIIEP. Con una extensión de 1.5 hectáreas en un terreno accidentado, el edificio fue erigido para albergar un conglomerado del Ministerio de Carreteras Automovilísticas y otras organizaciones clave. La intención era crear una estructura que se anunciara a los espectadores mientras ocupaba un espacio mínimo a nivel del suelo.
La estructura combina tres torres verticales de diferentes alturas (51.8 m, 39.6 m y 21.3 m) conectadas por bloques horizontales de dos pisos, demostrando explosividad en la forma arquitectónica. Se inspira en la arquitectura tradicional georgiana que abraza la naturaleza, trascendiendo su aparente complejidad caótica en un diseño funcional y estéticamente agradable.
Esta audaz construcción enfrentó obstáculos no solo por desafíos de ingeniería, sino también por limitaciones financieras, ya que la autoridad soviética central limitaba los presupuestos del proyecto a 3 millones de rublos. A través de una ingeniosa manipulación presupuestaria y la contribución de varios departamentos, se gestionaron los costos, allanando el camino para que esta maravilla arquitectónica tomara forma.
Construido con los escasos recursos de la época, este edificio es un testimonio de la resiliencia y el espíritu innovador de sus creadores. Un testimonio que aún se mantiene en pie hoy, sirviendo ahora como sede del Banco de Georgia, albergando a más de 600 empleados en un espacio moderno y tecnológicamente equipado.
El Edificio del Ministerio de Carreteras encarna tanto la perplexidad, a través de su diseño confuso y no lineal, como la explosividad, caracterizada por cambios súbitos y dramáticos en la forma. Sigue siendo un símbolo icónico del rico patrimonio arquitectónico de Georgia y de la creatividad que prosperó incluso bajo las limitaciones de la era soviética. Este edificio, que une el pasado y el presente, continúa inspirando admiración e intriga, un testimonio de la destreza arquitectónica de Georgia.