Dinastía Bagrationi

Dinastía Bagrationi

La dinastía Bagrationi, una importante línea real en la historia de Georgia, reinó desde la Edad Media hasta principios del siglo XIX. Su gobierno es uno de los más largos en la historia real cristiana. Los orígenes de la dinastía son debatidos entre los académicos, con algunos rastreando su linaje hasta el rey David bíblico. Sin embargo, la investigación moderna sugiere que los Bagratid georgianos se originaron de la dinastía Bagratid armenia en el siglo VIII, tras un levantamiento contra el dominio árabe en Armenia.

Auge de la dinastía Bagrationi

Para el siglo VI, la familia Bagrationi se había vuelto prominente bajo el Imperio Persa Sasánida. El declive de las anteriores dinastías georgianas, los Guaramidas y los Chosroides, junto con las distracciones de los abasíes y el Imperio Bizantino, allanaron el camino para los Bagrationi. Inicialmente gobernando como príncipes presidenciales en el suroeste de Georgia, expandieron su dominio bajo la protección bizantina. La ascensión de Ashot I como príncipe presidente de Kartli en 813 sentó las bases para la futura casa real, llevando a la restauración de la monarquía georgiana en 888 bajo Adarnase I y la eventual unificación de los territorios georgianos bajo Bagrat III.

La Edad de Oro de la Dinastía Bagrationi

El período más notable de la dinastía Bagrationi fue durante los reinados de David IV (1089-1125) y la reina Tamar (1184-1213), marcando la Edad de Oro de Georgia. David IV, también conocido como 'el Constructor', logró importantes éxitos militares, incluida la reconquista de Tbilisi de los selyúcidas y la expansión de la influencia de Georgia a través del Cáucaso y hacia Anatolia oriental y el norte de Irán. La reina Tamar, la única gobernante femenina de Georgia, continuó este legado, ampliando el alcance territorial de Georgia y fomentando un renacimiento cultural y arquitectónico.

Declive y fragmentación de la dinastía

Las invasiones de los khwarezmíes y mongoles en el siglo XIII señalaron el fin de la Edad de Oro de Georgia. El dominio mongol llevó a la fragmentación de Georgia en tres reinos separados: Kartli, Kakheti e Imereti, cada uno gobernado por una rama de los Bagrationi. Este período estuvo marcado por luchas internas por el poder y amenazas externas de los imperios otomano y persa.

El Tratado de Georgievsk y la Anexión Rusa

En el siglo XVIII, el rey Erekle II trajo estabilidad, unificando Kartli y Kakheti. Para protegerse contra las amenazas otomanas y persas, colocó su reino bajo la protección rusa a través del Tratado de Georgievsk en 1783. A pesar de esta alianza, el reino no pudo evitar más ataques persas. Después de la muerte de Erekle II, su hijo Jorge XII buscó continuar con la protección rusa, lo que llevó a la anexión rusa del reino en 1801 y al final del dominio Bagrationi en Georgia.

Legado de la dinastía Bagrationi

A pesar del fin de su reinado, la familia Bagrationi siguió siendo prominente dentro del Imperio Ruso. Tras el establecimiento del régimen soviético en Georgia en 1921, muchos miembros de la familia se trasladaron a Europa Occidental. Hoy en día, la familia real Bagrationi, dividida en varias ramas, simboliza la rica historia y el patrimonio cultural de Georgia. La influencia de la dinastía sigue moldeando la identidad nacional y la cultura georgiana, siendo un testimonio de la resiliencia y la riqueza cultural de la nación.

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